
Ignacio Kovarsky Presidente de Carbap
Fuerte reacción del campo bonaerense contra Nación
Una serie de frases que el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, encadenó sobre la generación de empleo en el campo y relativizando el impacto de las retenciones en la producción de granos como la soja provocaron un hondo malestar en el sector.
Por eso es que desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), la Federación Agraria Argentina (FAA), Carbap y la Sociedad Rural de San Antonio de Areco salieron a responderle ayer al funcionario que la semana pasada, en un almuerzo con empresarios, deslizó que el campo “no genera mano de obra intensiva”.
El enojo de las entidades apuntó también a lo que dijo Sturzenegger esta semana en el marco del 42° Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), donde comparó que Brasil pasó de 50 millones de toneladas de soja a 150 millones y nosotros nos quedamos estancados en 45 millones y planteó: “Me parece que es mucho más interesante preguntarse por qué Brasil triplicó la producción. Y no son las retenciones necesariamente”.
Tras el revuelo, el funcionario, que también cargó contra el INTA, quiso aclarar sus dichos diciendo que lo que hay que mirar es no solo los impuestos sino la baja del gasto: “Si yo bajo los impuestos, pero no bajo el gasto, ¿de dónde saco la guita? O sea, si bajo las retenciones y no bajo el gasto, le tengo que subir los impuestos a comercio”, propuso.
Las declaraciones del ministro merecieron el rechazo de Carbap, donde advirtieron que “decir que el campo no genera empleo y que los derechos de exportación (retenciones) no frenan la producción es desconocer la realidad del interior productivo”. Agregaron que “el agro perdió más de USD200.000 millones” por retenciones, un impuesto al que definieron como “un freno sistemático al crecimiento, a la inversión y a la generación de empleo. Por lo tanto, si la producción no crece, no es por falta de capacidad o voluntad, sino por el peso de un sistema impositivo distorsivo, confiscatorio y persistente”. También la presidenta de la FAA, Andrea Sarnari, cuestionó que las retenciones son “un mal impuesto” y lamentó que nada de lo que ha aportado el campo volvió “ni al productor ni al sector para desarrollo ni en infraestructura ni en tecnología” y diferenció que mientras los países vecinos promueven la producción, la Argentina “la castiga” con retenciones”.
Para Martín Vivanco, de la Rural de Areco, “en el fondo trasunta que lo único que les importa son los saldos exportables.
No les importa cómo les va a los ciudadanos ni cuál es la rentabilidad del productor ni cómo es la vida rural en el interior”.