Damián Tintorelli: “La idea es quedarme en Junín”
Venir a esta cancha de Los Indios me trae un montón de recuerdos.
Me trae a la memoria mis inicios, cuando arranqué. La familia, mis viejos, de venir acá a ver los partidos con el mate. Vengo a entrenar por ahí con los chicos, con la Primera.
Cada vez que puedo y vengo a Junín, me llego a compartir con los chicos del club. Ahora vine a ver el partido con mis amigos (el clásico Los Indios-San Martín), Nicolás Sanvitti y Marcelo Mansilla, que fue uno de mis entrenadores cuando arranqué.
Me fue bien este año, en lo personal, muy contento. El físico, para uno que ya es medio veterano, me respondió bárbaro y no tuve lesiones. Muy contento por esta parte.
A nivel de equipo nos quedamos muy cortos en las instancias finales de play off y no pudimos llegar a pelear más arriba.
La idea es quedarme en Junín. Mi familia ya está radicada acá. Yo me fui a jugar a Mercedes, Corrientes, solo. La idea es volver.
Es muy prematuro decir que voy a jugar acá. Hoy en día le dedico mucho más tiempo a los míos. La decisión va por el lado familiar. Siempre charlo con mi familia el irme o no irme.
Esta temporada también fue una decisión consensuada con mi familia de irme tan lejos, a Corrientes. Hoy, no sé. Todavía está esa charla pendiente. Si me quedo definitivamente, veré lo que hago.
La verdad es que yo la pasé muy bien cuando estuve en Italia. Tengo pasaporte italiano. Siempre a uno le quedan esos recuerdos y, si bien en el pasado hubo una idea dando vueltas de irme para allá, hoy no es tan así.
Para eso se tiene que dar todo. Tengo una familia, una hija, y es un equipo afuera de la cancha el que toma las decisiones de ahora en más.
Por ahora la cabeza está puesta en si vuelvo y dejo de jugar, o quedarme acá en Junín.
No es fácil. Tantos años jugando por todos lados, viviendo una vida destinada al básquetbol.
Para mí el básquet es un estilo de vida que se lo contagié a mi familia. Ellos lo viven de esa manera también.
Yo creo que la transición no va a ser fácil. Pero siempre estoy metido en esto, como hoy acá (viendo el clásico), compartiendo con amigos, viniendo a un entrenamiento. Siempre de algún costado mío voy a estar metido en el deporte y con el básquetbol.
El desarraigo es difícil. Me costó irme sin mi familia. Si bien ellos pudieron viajar a visitarme, Mercedes es una ciudad que está lejos.
Por ahí el año pasado que estuve jugando en Ferro fue más llevadero porque, al estar tan cerca, algún día libre me venía para Junín o iban ellos a Capital. Pero esta temporada no fue fácil por la distancia.
Era mucho más fácil cuando nos movíamos todos en familia. Ahora tengo que ver y evaluar con tranquilidad los pasos a seguir.
Es muy difícil jugar el ascenso. Es muy competitivo. Este torneo que jugué fue muy duro porque se disputó en dos etapas. Fueron dos torneos diferentes, el Apertura y el Clausura.
Con el tema de los viajes se hace complicado. Por ahí no hay tanta diferencia entre los equipos y es todo mucho más duro.
El básquet en la Argentina de a poco se va poniendo mejor. Los equipos no son lo mismo que hace diez o quince años atrás. Se han ido muchos jugadores buenos a jugar afuera, ya sea en Europa o Latinoamérica.
Ahora la Liga Nacional los ha comenzado a traer de a poco. Ya sea por un tema económico, porque no es fácil mantener un equipo hoy en día, o deportivo.
Yo sé que los clubes hacen un esfuerzo enorme para tener un equipo dentro de la cancha. Antes era mucho más fácil traer un extranjero de más jerarquía. Hoy se está empezando a recuperar de a poco lo de los jugadores nacionales.