
Los tatuajes con nombres de seres queridos, entre los más solicitados.
Tatuajes en Junín: cuando la piel se vuelve un lienzo de historias, arte y emociones
Homenajes, promesas, expresiones artísticas, estética, impulsos… los motivos que llevan a tatuarse son tantos como las personas que eligen grabar algo en su piel. Hace tiempo que los tatuajes dejaron de ser un símbolo exclusivo de rebeldía o marginalidad: hoy forman parte de la identidad de millones de personas en Argentina.
Uno de cada tres ciudadanos tiene al menos un tatuaje, según reveló el informe “Piel con Propósito, la Argentina Tatuada”, realizado por la consultora Voices! Y no solo eso: siete de cada diez tatuados tienen más de uno. La tendencia, lejos de frenarse, se afianza.
“Nuestra región está entre las que cuentan con un alto porcentaje de personas tatuadas”, aseguran desde la consultora. Y es algo que se nota caminando por cualquier calle de Junín: nombres, frases, símbolos, retratos o trazos más abstractos se asoman entre la ropa o se muestran con orgullo. Muchos de esos tatuajes cuentan una historia. Algunos, incluso, se hacen sin una historia previa. Se hacen porque sí. Porque hay ganas.
TeleJunín realizó un sondeo callejero para reflejar, relatar y detallar los variados motivos que llevan a los vecinos de nuestra ciudad a tatuarse la piel.
“Siempre me gustó el tema de los tatuajes”, dice un joven que comenzó a tatuarse a los 16 años. “Es más, hubo un tiempito que también me dediqué a hacer tatuajes. El primero me lo hice al azar. Después empecé con diseños en todo el brazo, más en la pierna, también en la cabeza y el cuello. El último fue en el cuello: estuvimos como ocho horas y se me bajó un poco la presión, pero el dolor fue aguantable. La cara no me la tatuaría… por ahora”, explicó.
El informe nacional reveló también que las mujeres, los jóvenes y los habitantes de Buenos Aires son los que más se tatúan. Y que el fenómeno no parece tener freno: “Incluso la mitad de quienes hoy tienen tatuajes planea sumar algún diseño en 2025”, destacaron desde Voices!
En Junín, ese deseo también se percibe. “Pienso tatuarme todo el cuerpo”, cuenta una joven que ya lleva tatuado el cuello, el brazo y la palabra “Morena” cerca del cuello, en honor a su hermana.
“Tengo uno en el cuello que dice ‘Blessed’, que significa bendecida. No estaba segura de hacérmelo, pero fui, pregunté y me dijeron que me lo podían hacer ese día. Y dije ‘bueno, ya está’. Lo decidí en el momento. Me arrepentí un poco cuando iban por la mitad, por el dolor, pero lo aguanté. Ahora no me arrepiento”, aseguró.
Hay quienes se animaron incluso sin autorización, siendo menores. “Me tatué a los 16 años. Me hice una cruz y no tuve que pedir permiso a mis papás. Me gustaban los tatuajes, simplemente eso”, explica otro joven. Y también están quienes se largaron solos, por aburrimiento o necesidad de expresión. “Tengo un tatuaje en el brazo con el nombre de mi mamá, pero se me borró. Después me hice una luna porque me identifico con la noche, porque me gusta dormir. Me los hice yo mismo, con una aguja, porque estaba aburrido”, sostuvo.
Los costos varían, y a veces son un límite. Pero no siempre. “Tengo este tatuaje relacionado con la cultura japonesa porque me gusta mucho”, dice otro joven. “Le falta la otra mitad, pero no me alcanzó el presupuesto. Me lo hice en 2023, con un tatuador de acá de Junín. Cada sesión costaba $40.000. Me gusta cómo me queda, disfruto de verlo”, relató.
Algunos encuentran en el tatuaje una forma de sanar o recordar. “Me tatué hace poquito”, cuenta una joven. “Tengo el dibujo de una luna, de dos perritos que tuve que dar, otro que es mi perro que falleció, la frase ‘Todo pasa’, que me hace acordar a mi papá, y el nombre Renata, que es mi hermana. Son bastantes pero todos chiquitos. Me gustan más así, delicados y no tan grandes”, detalló.
Y también están quienes encontraron en la tinta un camino profesional. “Arranqué con los tatuajes hace tres años, más o menos. Empecé a tatuar hace tres años y me empecé a hacer yo misma”, cuenta otra joven juninense. “Tengo en las piernas, en los tobillos, en las manos. Me gustan mucho los tribales, los dibujos”, señaló.
Los tatuajes en Junín, como en todo el país, ya no son solo marcas en la piel: son huellas de historias, decisiones impulsivas, recuerdos, estéticas personales y búsquedas emocionales. Son parte de una identidad que se construye a flor de piel.